Por Liangping Gao y Marius Zaharia
PEKÍN/HONG KONG, 13 mar (Reuters) – Perseguida por los cobradores de morosos de una hipoteca en una ciudad del sur de China, Lei Xiaoyu, antigua empleada de finanzas, ya no contesta al teléfono mientras intenta retrasar lo inevitable.
“Es mi única casa y no quiero que me la embarguen. ¿Pero qué puedo hacer?”, dijo esta mujer de 38 años, que a finales de 2022 perdió su trabajo y dejó de pagar la hipoteca y la deuda de la tarjeta de crédito que contrajo para comprar una casa de 1,3 millones de yuanes (181.139 dólares) en Huizhou.
“Siento que he desperdiciado mi juventud”, dijo, arrepintiéndose de la compra de hace siete años.
El número de chinos en la situación de Lei es pequeño, pero aumenta rápidamente, ya que el crecimiento de la segunda economía mundial sigue siendo irregular y frágil debido a la crisis del sector inmobiliario, la creciente deuda de los gobiernos locales y el temor a la deflación.
Según los analistas, el aumento de la morosidad hipotecaria podría repercutir negativamente tanto en los precios de la vivienda como en la confianza de los consumidores, lo que complicaría aún más los esfuerzos de China por impulsar la demanda de los hogares y asentar su economía sobre bases más sólidas.
El número de viviendas embargadas en China aumentó un 43% interanual en 2023, hasta 389.000, según China Index Academy, una importante empresa independiente de análisis inmobiliario. Otras 50.000 unidades de fueron embargadas en enero, un 64,4% más interanual, según la firma.
“Tiene un cierto efecto de contracción del consumo y también sirve de advertencia de que debe evitarse la inversión excesiva (en inmuebles)”, dijo Nie Wen, economista de Hwabao Trust.
Lei no tiene ganas de gastar dinero.
El año pasado ganó unos 40.000 yuanes vendiendo productos a través de emisiones en directo por internet, cantidad insuficiente para hacer frente a los 4.200 yuanes mensuales de la hipoteca y apenas suficiente para los gastos básicos de la vida.
“Toda la ropa que llevo es de hace cinco años, pero he engordado y mucha ya no me queda bien. Mi amiga me dio uno de sus viejos abrigos. No he viajado desde 2017”, dice Lei.
No poder mantener a su madre, que vive de una pensión mensual de 3.000 yuanes, es lo que más le molesta.
MÁS SUBASTAS EN CAMINO
Los datos de China Index Academy mostraron que un total de 99.000 unidades embargadas se vendieron en subastas en 2023 por un total de 150.000 millones de yuanes.
Duan Chenglong, director de Beijing Xiangpaipai Information Service, una empresa especializada en ejecuciones hipotecarias, afirma que esas subastas fueron el resultado de litigios por deudas de entre dos y tres años de antigüedad, lo que significa que es probable que la tendencia se acelere.
“El entorno económico posterior a la pandemia no ha sido bueno y muchos han dejado de pagar sus hipotecas, entre otras cosas por problemas laborales”, afirma Duan. “Sigue habiendo un desfase entre el volumen de inmuebles subastados y la cantidad de activos en dificultades”.
Más subastas en el futuro distraerán a los posibles compradores del mercado regular, lo que podría lastrar los precios de las viviendas nuevas y de segunda mano, dijo Duan.
En algunas ciudades de China, algunas subastas de viviendas embargadas han fracasado repetidamente.
Se calcula que la proporción de préstamos hipotecarios morosos en el sector bancario chino es de sólo el 0,4%, lo que significa que los bancos pueden tolerar la cancelación de algunos de estos activos.
Pero los fracasos ponen de manifiesto el exceso de oferta de viviendas acumulado durante los años de auge del sector inmobiliario, que representó alrededor de una cuarta parte de la actividad económica en su punto álgido en 2021.
Xin, una madre soltera de 30 años de Zhumadian, en la provincia central de Henan, perdió su piso después de hipotecarlo para poner en marcha un negocio de entretenimiento infantil, que fracasó a las pocas semanas debido a los confinamientos por el COVID-19 en 2020.
La propiedad, valorada en 2019 en 310.000 yuanes, fue subastada dos veces el año pasado por los 170.000 yuanes que Xin debe al banco, pero no logró atraer ninguna puja.
“¿Quién lo compraría? Hay más de 10 pisos en subasta en el mismo edificio”, dijo Xin, que sólo dio su apellido por razones de privacidad.
(1 dólar estadounidense = 7,1768 yuanes chinos renminbi)
(Reporte adicional de Ziyi Tang, Joe Cash, la redacción de Pekín y Clare Jim en Hong Kong; escrito por Marius Zaharia; editado en español por Benjamín Mejías Valencia)











