ALEPO, Siria/AMÁN, 18 nov (Reuters) -Siria inició el martes el primer juicio contra sospechosos de participar en una oleada de derramamiento de sangre en marzo, durante la que combatientes progubernamentales mataron a cientos de miembros de la minoría alauita, un caso que se considera una puesta a prueba de la promesa del presidente, Ahmed al-Sharaa, de rendir de cuentas.
Fuentes judiciales dijeron que el grupo de una decena de acusados estaba dividido a partes iguales entre personas acusadas de haber participado en ataques contra comunidades alauitas y otras acusadas de haber participado en ataques contra fuerzas gubernamentales por parte de milicias leales al expresidente derrocado Bashar al-Asad, que desencadenaron la violencia.
El derramamiento de sangre supuso uno de los peores estallidos de violencia desde que los rebeldes islamistas suníes liderados por al-Sharaa derrocaran en diciembre a al-Asad, miembro de la minoría alauita, lo que puso fin a 54 años de gobierno autocrático de la familia al-Asad.
CARGOS DE INCITACIÓN A LA GUERRA CIVIL
Los acusados fueron juzgados en una sesión pública en el Tribunal de Justicia de Alepo, en el norte de Siria. Fuentes judiciales dijeron que se enfrentaban a cargos que incluían incitación a la guerra civil, secesión, asesinato y saqueo.
Los acusados de ambos bandos fueron interrogados por cargos de asesinato de civiles y formación de milicias que llevaron a cabo ataques contra puestos de control del ejército e instalaciones gubernamentales, según una fuente del tribunal y una retransmisión televisada del proceso.
El fiscal general ha presentado cargos contra unas 300 personas vinculadas a facciones armadas afiliadas al ejército, y unas 265 que pertenecían a grupos paramilitares de la época de al-Asad, dijo Jumaa al-Ansi, jefe de un comité de investigación nombrado por al-Sharaa, en comentarios recogidos por medios de comunicación sirios sobre el juicio. No está claro cuántos están detenidos actualmente.
Según una investigación de Reuters publicada en junio, las fuerzas sirias mataron a casi 1.500 sirios alauíes entre el 7 y el 9 de marzo. Los ataques se produjeron en respuesta a una rebelión de un día de duración organizada por excargos militares leales a al-Asad en la que murieron 200 miembros de las fuerzas de seguridad, según el Gobierno.
Una comisión de investigación del Gobierno sirio informó en julio de que 1.426 personas habían muerto en marzo en ataques contra las fuerzas de seguridad y los subsiguientes homicidios en masa de alauíes.
COMPROMISO CON LA RENDICIÓN DE CUENTAS
Responsables del Gobierno afirman que las autoridades están comprometidas con la rendición de cuentas en una nueva era que pone fin a una oscura fase de gobierno autoritario y hermético, y señalan que antes era inaudito que en Siria se juzgara a miembros de las fuerzas de seguridad por cualquier delito.
Activistas antigubernamentales y grupos de presión alauitas afirman que el proceso no es independiente y equivale a una farsa de las autoridades.
Los investigadores de la ONU afirmaron en agosto que probablemente las fuerzas del Gobierno provisional y los combatientes leales a los antiguos gobernantes sirios cometieron crímenes de guerra durante la violencia.
Al-Sharaa denunció la violencia calificándola de amenaza para su misión de unir Siria y prometió pedir cuentas a los responsables.
Un alto cargo del Ministerio de Justicia dijo que los juicios marcan el inicio de un largo proceso que también hará rendir cuentas a los responsables de las atrocidades cometidas durante el largo gobierno de la familia al-Asad.
“Los juicios no se detendrán en las violaciones de la costa. Seguirán incluyendo a los principales criminales que perpetraron crímenes y matanzas masivas en años pasados”, dijo a medios de comunicación estatales el viceministro de Justicia, Mustafá al-Qasem.
(Información de Karam al-Masri en Alepo y Suleiman al-Khalidi en Amán; edición de Tom Perry y Mark Heinrich; edición en español de Jorge Ollero Castela)










