GAZA, 2 oct (Reuters) -Nancy Abu Matroud ya ha perdido tres hijos durante la guerra de Gaza.
Ahora, esta madre palestina de 22 años lucha por salvar a su hija Etra, una niña de dos años enferma de cáncer que acaba de ser privada de atención médica vital: el hospital infantil que la trataba cerró el mes pasado durante la última ofensiva israelí en la ciudad de Gaza.
“Solo pedimos un refugio”, dijo Abu Matroud. “No quiero perder a la hija que aún tengo”.
Una mezcla mortal de enfermedades, desplazamientos, falta de atención médica y desnutrición ha afectado a la mayoría de las familias gazatíes durante los casi dos años de guerra, pero la agitación ha supuesto una carga especial para los niños pequeños y las mujeres embarazadas, como Abu Matroud.
Estaba embarazada de seis meses de mellizos cuando, huyendo de los bombardeos israelíes en la ciudad de Gaza el mes pasado, llegó al centro de la Franja de Gaza después de tres días de caminata, dijo, junto con su marido y Etra.
Cuando la familia llegó a la zona de al-Nuwairi, empezó a dolerle el vientre y rompió aguas, relató Abu Matroud. Dio a luz a sus mellizos prematuramente.
Uno de los mellizos murió en el hospital al-Awda, de la cercana Nuseirat. El segundo fue trasladado al servicio de neonatos del Hospital de los Mártires de al-Aqsa. Al cabo de dos días, ese niño también murió, dijo un portavoz del hospital al-Aqsa, Jalil al-Daqran.
INSUFICIENTE EQUIPAMIENTO HOSPITALARIO
Los bebés prematuros son excepcionalmente vulnerables a las presiones de la guerra de Gaza; en particular, no hay suficientes incubadoras ni ventiladores disponibles para mantenerlos con vida, según Jonathan Crickx, portavoz de UNICEF Estado de Palestina.
“Hay un aumento en el número de bebés que nacen prematuros”, dijo a Reuters. “Las incubadoras necesarias para mantener al bebé en un entorno protector (…), los ventiladores que les ayudan a desarrollar sus pulmones, todo este equipo no está disponible en cantidades suficientes hoy en la Franja de Gaza”.
El padre de los niños, Faraj al-Ghalayini, de 53 años, está sentado en la tierra junto a una calle, calentando una lata de garbanzos para Etra, de dos años, en un fuego que hizo con unas ramitas.
“¿Qué culpa tenemos nosotros? No tenemos nada que ver con esto. ¿Qué culpa tienen nuestros hijos?”, dijo.
“Dios me dio una hija, que ahora tiene dos años, y yo estaba esperando a que llegaran esos dos mellizos.”
Ahora los padres no saben qué será de su hija de pelo rizado, que se sienta en una manta al borde de la carretera con una camiseta de rayas mugrienta y juega con una muñeca de trapo.
“No sabemos qué hacer, nadie pregunta por nosotros, ninguna nación ni los nuestros se preocupan por nosotros”, dijo al-Ghalayini.
Con los recursos agotados en el contexto de los incesantes bombardeos israelíes, los hospitales de Gaza se han visto obligados a cerrar. Solo 14 de los 35 hospitales del enclave funcionan, y solo parcialmente, según Crickx.
El ejército israelí dijo a Reuters que sigue tomando medidas para permitir la prestación de atención médica y la actividad continuada de las instituciones médicas en la Franja de Gaza, en coordinación con las organizaciones humanitarias internacionales.
DESPLAZAMIENTO Y HAMBRUNA
La mayoría de los cerca de 2,2 millones de habitantes del enclave se han visto desplazados entre el norte y el sur varias veces durante la guerra. Las mujeres que se desplazan de un lugar a otro sin atención adecuada corren un mayor riesgo de sufrir partos prematuros, y la desnutrición agrava la situación.
El organismo internacional de seguimiento del hambre IPC indicó en agosto que la ciudad de Gaza, el mayor centro urbano del enclave, se encontraba en situación de hambruna, antes de que Israel desencadenara un asalto terrestre a la ciudad, amenazado desde hace tiempo, lo que agravó la crisis humanitaria.
“UNICEF ha tratado en el mes de agosto a 13.000 (niños) menores de cinco años por desnutrición aguda, es una cifra muy grande, entre ellos, bebés, bebés prematuros”, añadió Crickx.
Abu Matroud dijo que su hijo de cuatro años de un matrimonio anterior desapareció al principio de la guerra. Perder a los mellizos fue otra tragedia insoportable.
“Les puse nombre al niño y a la niña”, dijo Abu Matroud, que llamó a sus mellizos Mahmoud y Farida.
(Información de Dawoud Abu Alkas, información adicional de Mahmoud Issa, redacción de Nayera Abdallah, edición de William Maclean y Ros Russell, edición en español de Jorge Ollero Castela)