Por David Milliken
LONDRES, 17 sep (Reuters) – Los países que se consideran aliados de Estados Unidos se están planteando si el Gobierno del presidente Donald Trump podría interrumpir algún día sus sistemas de pago para ejercer presión diplomática, dijo un antiguo alto cargo del Banco de Inglaterra (BoE).
Jon Cunliffe, vicegobernador del BoE para la estabilidad financiera de 2014 a 2024, dijo que los países occidentales dependían en gran medida de las Visa y Mastercard de Estados Unidos para las transacciones cotidianas y les resultaba difícil evitar a los bancos estadounidenses para pagar en el extranjero.
“Lo que se ha visto ahora con Groenlandia, Canadá y otras zonas es que este Gobierno parece tan dispuesto a utilizar todos los resortes de que dispone contra jurisdicciones que tradicionalmente se considerarían sus aliadas como contra sus oponentes”, dijo en un acto organizado por el Instituto Nacional de Investigación Económica y Social de Gran Bretaña a última hora del martes.
“Se oye decir a gente de la red de pagos: ‘¿Quiero utilizar el sistema estadounidense porque ahora podría convertirse en un arma contra mí?'”, añadió Cunliffe.
Hizo los comentarios cuando Trump iniciaba una segunda visita de Estado sin precedentes a Gran Bretaña tras forjar una cordial relación con el primer ministro Keir Starmer.
Cunliffe trazó un paralelismo con la nueva reticencia de algunos países occidentales a comprar aviones de combate estadounidenses, posiblemente por temor a que puedan ser desactivados a distancia.
“La cuestión del ‘kill switch’ (botón de apagado) que preocupa a la gente por los F-35… la cuestión del ‘kill switch’ existe en términos de pagos”.
Visa y Mastercard suspendieron sus operaciones en Rusia en marzo de 2022 tras la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia.
El gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, dijo al Parlamento este mes que estaba “muy preocupado” por la presión de Trump sobre la independencia de la Reserva Federal.
Y en un acto del Banco Central Europeo celebrado el 3 de septiembre, otro antiguo funcionario del BoE, Adam Posen, que ahora es presidente del Instituto Peterson de Economía Internacional, dijo que no debería darse por sentado que una Fed politizada prestaría dólares a bancos centrales extranjeros en una crisis, como ha hecho unas cuantas veces desde el colapso financiero de 2007-2008.
Tanto el Banco de Inglaterra como el BCE ya han pedido a los prestamistas que evalúen su necesidad de dólares estadounidenses en momentos de tensión, ya que se plantean escenarios en los que no pueden confiar en recurrir a la Reserva Federal, según personas con conocimiento de las conversaciones.
Preguntado por este riesgo concreto, Cunliffe dijo que creía que los responsables políticos estadounidenses se darían cuenta de que era de interés nacional preservar las líneas de swap en dólares para evitar que las turbulencias financieras se extendieran a los mercados estadounidenses.
Pero dijo que estaría más preocupado si al mismo tiempo se produjera una pérdida abrupta de la confianza mundial en el dólar estadounidense.
“Si la gente no quiere dólares, ¿cómo se apaga el fuego? Eso se parece mucho más a una crisis monetaria de los mercados emergentes”.
(Reportaje de David Milliken; Edición de Kevin Liffey y Gareth Jones)