Un año después, los libaneses mutilados en los ataques de Israel enfrentan una larga recuperación

Por Laila Bassam y Emilie Madi

BEIRUT, 17 sep (Reuters) – Zainab Mustarah dirigía una empresa de organización de eventos en Beirut. Pero lleva un año entrando y saliendo del quirófano para salvar lo que queda de su mano derecha y sus dos ojos, mutilados cuando Israel detonó en Líbano unos localizadores con trampas explosivas.

El 17 de septiembre de 2024, miles de localizadores que llevaban miembros del grupo armado libanés Hezbolá explotaron simultáneamente, seguidos al día siguiente por walkie-talkies con trampas explosivas.

Treinta y nueve personas murieron y más de 3.400 resultaron heridas, entre ellas niños y otros civiles que se encontraban cerca de los dispositivos cuando estallaron, pero que no eran miembros del grupo respaldado por Irán.

Mustarah, que ahora tiene 27 años, fue una de las personas que resultaron heridas. Contó a Reuters que estaba trabajando desde casa cuando el localizador, que pertenecía a un familiar, emitió un pitido como si estuviera recibiendo un mensaje. Explotó sin que ella lo tocara, dejándola consciente pero con graves heridas en la cara y la mano.

ATAQUE “ESTREMECEDOR”

En el último año ha tenido que someterse a 14 operaciones, algunas de ellas en Irán, y aún le quedan siete operaciones de reconstrucción estética. Ha perdido los dedos de la mano derecha y el 90% de la vista.

“Ya no puedo seguir con el diseño de interiores porque mi visión es del 10%. Si Dios quiere, el año que viene veremos qué carreras universitarias se adaptan a mis heridas, para que pueda continuar”, dijo.

La explosión de localizadores y walkie-talkies fue el comienzo de una guerra devastadora entre Israel y Hezbolá que dejó al grupo muy debilitado y a franjas de Líbano en ruinas.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dio luz verde a los ataques, según dijo su portavoz dos meses después.

Una investigación de Reuters descubrió que Israel había ocultado una pequeña pero potente carga de explosivo plástico y un detonador en miles de localizadores adquiridos por el grupo.

Los llevaban combatientes, pero también miembros de las ramas de servicios sociales y servicios médicos de Hezbolá.

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, dijo entonces que las explosiones eran “estremecedoras, y su impacto en la población civil, inaceptable.”

Dijo que atacar simultáneamente a miles de personas sin saber con precisión quién estaba en posesión de los artefactos atacados, o dónde se encontraban, “viola el derecho internacional de los derechos humanos y, en la medida aplicable, el derecho internacional humanitario”.

PERSONAL DE HOSPITAL HERIDO

Mohammed Nasser al-Din, de 34 años, era director del departamento de equipos médicos e ingeniería del hospital Al-Rasoul Al-Aazam, afiliado a Hezbolá, en el momento de las explosiones de los localizadores. Dijo que tenía uno de estos dispositivos para que le encontraran fácilmente en caso de que necesitara mantenimiento.

El 17 de septiembre del año pasado, en el hospital, habló por teléfono con su esposa para informarse sobre el primer día de colegio de su hijo.

Momentos después, su localizador explotó.

La explosión le costó el ojo izquierdo y los dedos de la mano izquierda, y le incrustó metralla en el cráneo. Permaneció en coma dos semanas y todavía está siendo operado de la cara.

Despertó para enterarse de la muerte del líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, en una andanada de ataques israelíes sobre los suburbios del sur de Beirut, un punto de inflexión para el grupo y sus partidarios.

Pero Nasser al-Din no derramó ni una lágrima, hasta que su hijo vio el estado en que se encontraba.

“La angustia que sentí fue por cómo mi hijo podía aceptar que mi estado fuera así”, dijo.

Elias Jrade, diputado libanés y cirujano oftalmólogo que realizó decenas de operaciones a los afectados, dijo que algunos de los casos tendrían que recibir tratamiento de por vida.

“Había niños y mujeres que preguntaban: ¿qué nos ha pasado? Y no se les puede responder”, dijo a Reuters.

(Información de Laila Bassam y Emilie Madi; edición de Maya Gebeily y Timothy Heritage; editado en español por Irene Martínez)

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