Por Alexander Villegas
COLCHANE, Chile, 13 nov (Reuters) -Los chilenos llegarán a las elecciones presidenciales del domingo marcados por el miedo al crimen, la inmigración y el crimen organizado que se ha arraigado en pocos años, lejos de la ola de optimismo de la izquierda y la esperanza de redactar una nueva Constitución que dominó la anterior contienda electoral.
Encuestas muestran que la delincuencia ahora supera a la economía, la salud o la educación como la mayor preocupación. Un 63% dijo que era su mayor inquietud en el sondeo de Ipsos “¿Qué preocupa al mundo?” de octubre, lo que sitúa a Chile en segundo lugar entre 30 países, incluidos México, Colombia y Sudáfrica.
Chile sigue siendo uno de los países más seguros de América Latina, pero la tasa de homicidios subió con creces, pasando de 2,32 por cada 100.000 habitantes en 2015 a 6,0 en 2024, y los secuestros tocaron un máximo histórico de 868 en 2024. La Fiscalía vinculó el 40% al crimen organizado.
Tiroteos a plena luz del día, asesinatos por encargo, desmembramientos y secuestros por extorsión, una realidad desde hace tiempo en otros lugares de la región pero muy rara en Chile, han conmocionado al país e incluso golpeando la economía a medida que las personas ajustan sus hábitos cotidianos.
Esta alza ha coincidido con una ola migratoria venezolana, que pasó de 82.998 en 2017 a 669.408 en 2024, según los últimos datos del censo. La reacción negativa se ha entrelazado con el debate sobre la delincuencia.
Una encuesta realizada este año por la firma de investigación Activa reveló que el 85,2% de los chilenos se sentían socialmente distanciados de los venezolanos, un aumento respecto al 55,2% en 2019.
Lucía Dammert, socióloga de la Universidad de Santiago especializada en crimen organizado en América Latina, afirma que el alza significativa de migrantes y la delincuencia tras la pandemia generó un doble impacto en un país acostumbrado a no tener ninguna de los dos.
“No salimos de esos shocks todavía”, dijo Dammert. “Y eso se expresa muchísimo en el debate político que tampoco logra salir del shock y que ha capitalizado pues enormemente este problema”.
La votación del domingo enfrenta a Jeannette Jara, candidata de la coalición gobernante de izquierda por el Partido Comunista, contra algunos aspirantes de derecha. Lo más probable es que la carrera se defina en una segunda vuelta el 14 de diciembre, donde las encuestas favorecen al ultraderechista José Antonio Kast.
Kast se ha comprometido a expulsar a todos los inmigrantes ilegales y su plan “Escudo Fronterizo” incluye la construcción de un muro limítrofe de cinco metros con zanjas de tres metros y cerco eléctrico.
OJOS, MUROS Y MINAS EN LA FRONTERA
Ningún lugar se ha convertido en un foco de mayor migración y delincuencia que las fronteras desérticas del norte de Chile con Perú y Bolivia.
Colchane, un pequeño pueblo en el cruce con Bolivia y hogar de unos cientos de personas, en su mayoría indígenas aymaras y ancianos, se convirtió en el centro de atención cuando cientos de miles de migrantes, en su mayoría venezolanos, cruzaron a Chile a través de la zona a partir de 2021.
Los residentes estaban acostumbrados a dejar sus puertas sin llave y los coches en la calle, pero una oleada de robos con allanamiento de morada e incluso el asesinato de una mujer de 85 años en abril ha provocado desconfianza y nerviosismo.
Jocely García, de 33 años, siempre había disfrutado de los humedales de gran altitud y azotados por el viento en Colchane, donde sus llamas pastaban libremente a ambos lados de la frontera.
A inicios de este año, contó que un hombre con acento extranjero intentó robar el coche de su hermano cuando pasó por allí una mañana.
“Nunca me había pasado”, dijo García. “Ya no se puede dejar la casa si no es con candado (…). Si tú tienes algo de valor, un vehículo o algo o bicicleta, te lo roban”.
EL FANTASMA DEL TREN DE ARAGUA
Raúl Arancibia, exfiscal jefe de la norteña región de Tarapacá, recuerda la primera vez que oyó hablar del Tren de Aragua, una banda transnacional venezolana.
A fines de 2021, cuando la migración venezolana hacia Chile subía exponencialmente, dos mujeres fueron detenidas al cruzar la frontera con ketamina, una droga poco común en Chile en ese momento.
La investigación apuntaba a Pisiga, la ciudad boliviana al otro lado de Colchane, donde el Tren de Aragua dominaba la frontera y el flujo de migrantes.
El norte de Chile, que limita con dos importantes países productores de droga, tiene una frontera extensa y porosa y un gran puerto libre de impuestos. Era relativamente desconocido para bandas criminales internacionales antes de que la inmigración a gran escala lo pusiera en su radar.
“Cuando traficas personas dices: ‘Oye, ¿por qué no traficamos armas? (…) ya tienes el dominio y el conocimiento de las rutas. Entonces, expandes tu negocio”, dijo Arancibia.
Comentó que empezaron a surgir nuevos delitos como la extorsión, la tortura y los asesinatos por encargo, que se extendieron rápidamente por toda la región.
“Hasta la delincuencia chilena que no estaba acostumbrada a ejercer esa violencia, tuvo que adaptarse” y volverse más violenta, agregó, al decir que intentó dar la voz de alarma en Santiago en 2021, pero sus advertencias no fueron escuchadas.
Luego, cuando el presidente Gabriel Boric asumió el poder en 2022, los homicidios alcanzaron su nivel más alto y su gobierno se apresuró a elevar el presupuesto para la policía, aprobar nuevas leyes, crear grupos de trabajo especializados para combatir el crimen y desplegar al Ejército en la frontera.
El gobierno afirma haber arrestado a cientos de miembros del Tren de Aragua y tener a la banda a la defensiva, mientras sostiene, al igual que Jara, que levantar el secreto bancario es un paso esencial para combatir el crimen organizado.
Los candidatos de derecha discrepan y optan por diversos grados de mano dura para combatir a las pandillas y frenar la migración.
Para Dammert, centrarse demasiado en la frontera y en los grupos delictivos organizados internacionales desvía la atención de lo profundamente arraigado que se ha vuelto el problema.
“Esa articulación grande regional a veces nos hace mirar como con ultra detalle las estructuras criminales transnacionales, pero nos olvidamos de mirar las propias”, dijo Dammert.
“Al final del día la mayoría de presos son chilenos, ¿no? Al final del día las bandas están dirigidas por chilenos”, afirmó.
(Reporte de Alexander Villegas; reporte adicional de Sarah Morland y Alistair Bell.Editado en español por Fabián Cambero)












