Los iraquíes votan en unas elecciones de las que esperan pocas reformas

BAGDAD, 11 nov (Reuters) -Los iraquíes comenzaron a votar el martes en las elecciones parlamentarias para elegir una nueva legislatura de 329 miembros, dijo la televisión estatal, con la votación nacional prevista para cerrar a las 6:00 pm (1500 GMT).

El primer ministro, Mohamed Shia al-Sudani, aspira a un segundo mandato en unas elecciones con votantes cada vez más jovenes que las consideran un vehículo para que los partidos establecidos se repartan la riqueza petrolera de la nación de Oriente Próximo.

Se prevé que el bloque de al-Sudani gane el mayor número de escaños, pero no alcance la mayoría, lo que podría significar meses de conversaciones postelectorales entre los musulmanes chiíes y suníes, así como con los partidos kurdos, para repartirse los puestos del Gobierno y elegir a un primer ministro.

Las elecciones en Irak se caracterizan cada vez más por la baja participación. Muchos votantes han perdido la fe en un sistema que no ha logrado acabar con la captura del Estado por parte de partidos poderosos con leales armados, mientras que los iraquíes de a pie se quejan de la corrupción endémica, los malos servicios y el desempleo.

Según las previsiones de analistas y encuestadores, la participación caerá por debajo del mínimo histórico del 41% registrado en 2021, debido en parte a la desilusión general y al boicot del clérigo populista chií Moqtada al-Sadr, que cuenta con cientos de miles de votantes entre su base de apoyo.

DESILUSIÓN CON EL SISTEMA POLÍTICO

En las elecciones de este año hay un grupo de jóvenes candidatos que aspiran a entrar en la política, pero sus posibilidades frente a las viejas redes clientelares son inciertas.

“Estas elecciones no dependerán de la popularidad. Dependerán del dinero que se gaste”, dijo el ex primer ministro Haider al-Abadi en una entrevista televisada el mes pasado.

Los analistas advierten de que la baja participación de la población civil podría erosionar aún más la confianza en un sistema que, según los críticos, beneficia a unos pocos y desatiende a la mayoría.

“Para los 21 millones de iraquíes inscritos en el censo electoral, los comicios del martes no harán más que refrendar un orden político ya conocido”, dijo Ahmed Younis, analista político afincado en Bagdad.

“No se espera que los resultados introduzcan cambios drásticos en el mapa político iraquí”.

Aun así, la votación, cuyos resultados se esperan al cabo de varios días, llega en un momento delicado para el país.

El próximo gobierno tendrá que navegar por el delicado equilibrio entre la influencia estadounidense e iraní, y gestionar decenas de grupos armados más próximos a Teherán y que responden más ante sus propios líderes que ante el Estado, todo ello mientras se enfrenta a la creciente presión de Washington para desmantelar esas milicias.

(Información de Ahmed Rasheed y Muayad Hameed, edición de John Davison, Aidan Lewis; edición en español de María Bayarri Cárdenas)

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