Por Yury García y Alexandra Valencia
GUAYAQUIL/QUITO, 29 oct (Reuters) – Un tiroteo en marzo en varias casas de Nueva Prosperina, uno de los barrios más violentos de Guayaquil, dejó 22 muertos.
La policía dice que la matanza fue el resultado local de un fenómeno nacional en Ecuador: la fragmentación de peligrosos grupos criminales sumidos en el caos mientras el Gobierno acorrala a sus principales líderes.
Nueva Prosperina, en el noroeste de Guayaquil, estaba controlada por el grupo Los Tiguerones. Pero la captura de su líder en España a finales de 2024 ha desatado una competencia por el control de actividades ilícitas. La policía atribuye las muertes de marzo a una guerra entre dos facciones.
William Alcívar Bautista, conocido como “Negro Willy”, es buscado en Ecuador por ordenar un ataque armado en enero de 2024 contra una estación de televisión de Guayaquil que se transmitía en vivo. Su extradición está pendiente.
El ataque a la estación de televisión, entre otros incidentes, llevó al presidente Daniel Noboa a declarar la guerra a 22 bandas criminales y a sus líderes.
Una reducción temprana en las cifras de muertes violentas y un despliegue militar, que envió soldados a las calles y cárceles, lo ayudaron a obtener en las urnas un mandato completo este año.
Sin embargo, las muertes violentas han aumentado por la fragmentación dentro de los grupos armados, a medida que los líderes son asesinados o capturados y los miembros restantes luchan por llenar vacíos de poder y diversificar sus ingresos, dijeron a Reuters el ministro del Interior, varios oficiales de policía y tres expertos en seguridad.
El fenómeno es similar a lo que ocurrió en México durante la campaña del expresidente Felipe Calderón contra los cárteles de la droga que se inició hace dos décadas, y en Colombia más recientemente, con la fractura de los grupos rebeldes de izquierda.
Noboa estima que el crimen organizado en Ecuador mueve unos 30.000 millones de dólares anuales en ingresos ilícitos, aproximadamente una cuarta parte del PIB del país.
En Durán, una zona clave para el tráfico cerca de los puertos de Guayaquil, cinco facciones que pertenecían a la banda Chone Killers luchan por repartirse un territorio lucrativo tras la muerte de su líder, Antonio Camacho, conocido como “Ben 10” y asesinado en Colombia en diciembre.
Reuters no pudo determinar si Camacho abandonó Ecuador antes o después de que comenzó la ofensiva de Noboa, pero el presidente lo incluyó entre los líderes criminales más buscados.
La disputa territorial en Durán ha incrementado los sicariatos, ya que las bandas contratan a grupos criminales más pequeños para eliminar a sus enemigos, añadió la policía.
“Estos fraccionamientos son peligrosos, inician con una confrontación interna en la banda, lo cual nos lleva a picos gigantescos de violencia”, comentó Santiago Gavilanes, jefe de policía de Durán.
AUMENTO DE HOMICIDIOS
A pesar de las operaciones militares en curso y los estados de emergencia, Durán sigue siendo un corredor clave para los traficantes que transportan cocaína, producida principalmente en Colombia, a través de Ecuador hacia Estados Unidos y Europa.
La pequeña ciudad se encuentra entre las más peligrosas del mundo, con una tasa de homicidios de 146 por cada 100.000 habitantes en 2024, según el Observatorio Ecuatoriano del Crimen Organizado.
Esto la coloca muy por delante de, por ejemplo, Ciudad de México, que el año pasado tuvo una tasa de homicidios de 10 por cada 100.000 habitantes, o el estado de Río de Janeiro con 22.
Ecuador, que alguna vez fue uno de los países más seguros de la región, se convirtió en un centro de tránsito de drogas durante el último lustro, ya que los grupos criminales trasladaron sus cargamentos al sur, alejándose de las incautaciones en la costa pacífica colombiana, y después de que la pandemia de COVID-19 golpeó la economía del país, ya de por sí endeudado.
Sin embargo, los funcionarios del Gobierno dicen que su estrategia está reduciendo sistemáticamente a los grupos criminales y que sus ingresos bajaron 4.000 millones de dólares en lo que va del año.
“Hemos logrado debilitar estructuras que crecían sin control”, dijo a Reuters el ministro del Interior, John Reimberg. “No es que la estrategia no funcione, sino que estamos tomando medidas cada vez más contundentes para atacarlas”.
Noboa dice que 16 importantes líderes de bandas criminales, de los 18 incluidos en su lista, junto con 125 miembros de rango medio, fueron capturados o asesinados en los primeros nueve meses del año.
Esto incluye a José Adolfo Macías, alias Fito, líder de Los Choneros, quien fue recapturado y extraditado a Estados Unidos en julio para enfrentar cargos por tráfico de drogas y armas.
El Gobierno afirma que la extradición de Macías perjudicó a Los Choneros, porque nadie ha asumido el liderazgo del grupo por temor a la acción gubernamental y que no hay indicios de fragmentación del grupo criminal.
Sin embargo, desde la captura de Macías en julio, los asesinatos en la ciudad portuaria de Manta, su principal bastión criminal, aumentaron casi un 59%, alcanzando los 116, según datos oficiales. Reimberg dijo que Los Lobos y otros grupos están intentando apoderarse del territorio de Los Choneros.
Los homicidios intencionales en todo Ecuador aumentaron más del 36% entre enero y septiembre, alcanzando los 6.797, en comparación con el mismo período de 2024, según datos del Ministerio del Interior. Reimberg afirma que más del 84% estaban relacionados con la violencia de las bandas.
“Dar de baja a miembros de alto nivel no se traducirá en un alivio necesariamente, sino en una atomización de estos grupos”, dijo Tiziano Breda, analista de la organización de monitoreo de conflictos ACLED. “En la medida en que aumentan los grupos a enfrentar se hace más difícil priorizar y desmantelarlos”.
En Durán, el 30% de los muertos son jóvenes de entre 12 y 24 años, según cifras del Gobierno. Los enfrentamientos entre bandas exponen especialmente a los pequeños vendedores de drogas, que tienden a ser jóvenes, dijo el jefe de policía Gavilanes.
DIVERSIFICACIÓN CRIMINAL
Al igual que en México, Brasil y otros países con amplias redes de narcotráfico, muchos en Ecuador se están diversificando hacia otras actividades ilícitas, lo que también ha fomentado rivalidades y ha avivado la violencia.
Múltiples grupos han ido más allá de las drogas para dedicarse a la venta de armas, la extorsión de residentes y la realización de estafas de compra de tierras, todo dentro del mismo territorio, dijo Gavilanes.
Grupos criminales más pequeños ofrecen servicios como sicarios, almacenamiento de drogas y armas, y protección para bandas más grandes. También reclutan a menores para vender drogas en las calles o actuar como informantes, afirmó la investigadora de seguridad Katherine Herrera.
“Parece que el Estado se centra únicamente en el crimen organizado, en lugar de centrarse en el crimen desorganizado”, agregó Herrera. “El crimen desorganizado —incluyendo pandillas, actores individuales y estos grupos disidentes— tiene un mayor impacto en la violencia”.
En medio del caos, las bandas se están reorganizando y formando nuevas alianzas. Las facciones rivales de Los Tiguerones en Guayaquil se han unido a Los Choneros y Los Lobos, respectivamente, mientras que dos facciones de los Chone Killers se aliaron con Los Lobos en Durán.
Los Choneros y Los Lobos fueron designados como organizaciones terroristas por Estados Unidos el mes pasado. Esto le permite a Washington perseguir los activos de los grupos y facilita el intercambio de inteligencia, dijo el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, durante una visita a Quito.
Estados Unidos acusa a Colombia de no detener el flujo de cocaína hacia el norte, pero mantiene una relación amistosa y de cooperación con el Gobierno de Noboa.
(Reporte de Yury García en Guayaquil y Durán, Alexandra Valencia en Quito.)










