Gobierno Asad trasladó en secreto cuerpos de fosa común para encubrir asesinatos: investigación Reuters

Por Maggie Michael, Feras Dalatey, Ryan McNeill y Khalil Ashawi

DHUMAIR, Siria, 14 oct (Reuters) – El Gobierno de Bashar al-Asad llevó a cabo una operación clandestina de dos años para transportar miles de cadáveres desde una de las mayores fosas comunes conocidas de Siria hasta un lugar secreto situado a más de una hora de distancia en el desierto, descubrió una investigación de Reuters.

La conspiración del Ejército de Asad para excavar la fosa común de Qutayfah y crear una enorme segunda fosa común en el desierto, a las afueras de la ciudad de Dhumair, no había sido reportada antes.

Para descubrir la ubicación de la fosa de Dhumair y detallar la vasta operación, Reuters habló con 13 personas con conocimiento directo del esfuerzo para trasladar los cuerpos, revisó documentos elaborados por los funcionarios implicados y analizó cientos de imágenes por satélite de ambas fosas tomadas durante de varios años.

La operación de trasladar cuerpos de Qutayfah a otro lugar oculto a decenas de kilómetros se denominó “Operación Movimiento de Tierra”, y duró desde 2019 hasta 2021. El propósito era encubrir los crímenes del Gobierno de Asad y ayudar a restaurar su imagen, dijeron los testigos.

Reuters informó el martes al Gobierno del presidente Ahmed al-Sharaa de las conclusiones de esta investigación. El Gobierno no respondió a las preguntas para este reporte.

La agencia de noticias no revela aquí la ubicación exacta del lugar para reducir la posibilidad de que intrusos manipulen la tumba. Un próximo reporte especial de Reuters detallará la historia de cómo el Gobierno de Asad ejecutó la operación clandestina y cómo los reporteros descubrieron el plan.

Con al menos 34 trincheras de 2 kilómetros de largo, la fosa del desierto de Dhumair es una de las más extensas creadas durante la guerra civil siria, según ha descubierto Reuters. Los relatos de testigos y las dimensiones del nuevo emplazamiento sugieren que decenas de miles de personas podrían estar enterradas allí.

El Gobierno de Asad comenzó a enterrar a los muertos en Qutayfah alrededor de 2012, al principio de la guerra civil. La fosa común contenía los cuerpos de soldados y prisioneros que murieron en las cárceles y hospitales militares del dictador, según los testigos.

En 2014, un activista sirio de derechos humanos sacó a la luz Qutayfah al publicar fotos en la prensa local, revelando la existencia de la fosa y su ubicación general en las afueras de Damasco. Su ubicación exacta salió a la luz unos años más tarde, en testimonios judiciales e informes de otros medios de prensa.

CAMIONES REPLETOS DE RESTOS

Durante cuatro noches casi todas las semanas desde febrero de 2019 hasta abril de 2021, entre seis y ocho camiones llenos de tierra y restos humanos viajaron desde Qutayfah hasta el yacimiento del desierto de Dhumair, según los testigos que participaron en la operación.

Reuters no pudo confirmar si cuerpos traídos de otros lugares también llegaron al sitio secreto y no encontró documentación que mencionara la Operación Movimiento de Tierra o las fosas comunes de manera más general.

Todas las personas directamente implicadas recordaban vívidamente el hedor, incluidos dos camioneros, tres mecánicos, un operador de excavadora y un antiguo oficial de la Guardia Republicana de élite de Asad que participó desde los primeros días del traslado.

Asad, que se encuentra en Rusia, y varios oficiales militares identificados por los testigos como personas que desempeñaron un papel clave en la operación no pudieron ser localizados para hacer comentarios. Tras la caída de la dictadura a finales del año pasado, el expresidente y muchos de sus colaboradores huyeron del país.

La idea de trasladar miles de cadáveres surgió a finales de 2018, cuando Asad rozaba la victoria en la guerra civil siria, dijo el ex oficial de la Guardia Republicana.

El dictador esperaba recuperar el reconocimiento internacional tras haber sido marginado por años de sanciones y acusaciones de brutalidad, dijo el oficial. En aquel momento, Asad ya había sido acusado de detener a miles de sirios, pero ningún grupo sirio independiente u organización internacional tuvo acceso a las prisiones o a las fosas comunes.

Dos camioneros y el oficial informaron a Reuters que comandantes militares les habían dicho que el objetivo del traslado era limpiar la fosa común de Qutayfah y ocultar las pruebas de los asesinatos en masa. Cuando cayó Asad, las 16 fosas documentadas por Reuters en Qutayfah habían sido vaciadas.

Más de 160.000 personas desaparecieron en el vasto aparato de seguridad del depuesto dictador y se cree que están enterradas en las decenas de fosas comunes que creó, según grupos sirios de derechos. Las excavaciones organizadas y los análisis de ADN podrían ayudar a averiguar qué les ocurrió.

Pero con los escasos recursos de que dispone Siria, incluso las fosas comunes más conocidas están en gran medida desprotegidas y sin excavar.

Y los nuevos líderes del país, que derrocaron a Asad en diciembre, no han hecho pública ninguna documentación sobre las personas enterradas en ellas, a pesar de los reiterados llamamientos de las familias de los desaparecidos.

Mohamed Reda Jehlki, director de la Comisión Nacional de Personas Desaparecidas del Gobierno, ha declarado que el gran número de víctimas y la necesidad de reconstruir el sistema judicial dificultan el trabajo. Ha anunciado planes para crear un banco de ADN y una plataforma digital centralizada para las familias de los desaparecidos.

Mohamed Al Abdallah, director del Centro para la Justicia y la Rendición de Cuentas en Siria, organización siria que trabaja para localizar a los desaparecidos e investigar los crímenes de guerra, afirmó que un traslado desordenado de cadáveres como el de Qutayfah a Dhumair era desastroso para las familias en duelo.

“Reunir estos cuerpos para poder devolver los restos completos a las familias será extremadamente complicado”, dijo Al Abdallah tras conocer los hallazgos de Reuters.

Conductores, mecánicos y otras personas implicadas en el traslado dijeron que hablar en el momento de la operación secreta significaba una muerte segura.

“Nadie desobedecería las órdenes”, dijo un conductor. “Uno mismo podía acabar en los agujeros”.

(ReportE de Maggie Michael, Feras Dalatey y Khalil Ashawi en Dhumair, Siria, y Ryan McNeil en Londres. Editado en español por Javier Leira)

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