DAMASCO, 3 oct (Reuters) -Siria celebrará el domingo una votación indirecta para constituir su primer parlamento desde la destitución de Bashar al-Asad, un paso clave en la transición de su Gobierno, pero que ha suscitado inquietud sobre la inclusividad política bajo los nuevos líderes del país.
El proceso se desarrolla mientras el presidente Ahmed al-Sharaa intenta consolidar su control sobre un país fracturado por 14 años de guerra y recientes brotes de violencia sectaria que han alimentado las sospechas de las minorías sobre su Gobierno islamista.
Se trata de una elección indirecta, en la que los colegios electorales regionales, formados por un total de 6.000 electores, elegirán dos tercios de los 210 escaños del parlamento. Un comité nombrado por Sharaa ha aprobado 1.570 candidatos.
Sharaa, excombatiente de Al Qaeda cuyas fuerzas rebeldes derrocaron a Asad en diciembre, elegirá entonces el tercio restante de los escaños.
Las autoridades afirman haber recurrido a este sistema en lugar del sufragio universal debido a la falta de datos fiables sobre la población y tras el desplazamiento de millones de sirios por la guerra.
Alegando razones políticas y de seguridad, también decidieron aplazar el proceso en el noreste, en manos de las autoridades kurdas, y en la provincia de Sweida, en gran parte en manos de grupos armados drusos. Esto significa que 19 escaños del parlamento quedarán vacíos.
PREOCUPACIÓN POR LA INCLUSIÓN
Los críticos han denunciado estas medidas, afirmando que una votación parcial e indirecta es poco representativa y está demasiado centralizada.
La ciudad oriental de Deir al-Zor es un claro ejemplo. El sinuoso río Éufrates la divide en dos: la mitad occidental, controlada por el Gobierno, donde se celebrará una votación, y el este, controlado por los kurdos, sin elecciones.
“No me satisface que allí haya elecciones y aquí no. Queremos algo que sirva a toda la región. Siria está unida”, dijo Hassan Mohamed Dalli, residente en la orilla oriental.
Los críticos afirman que el proceso tampoco garantiza la participación de las mujeres ni de las minorías religiosas y étnicas.
Las mujeres representan al menos el 20% de los candidatos en solo una cuarta parte de los distritos electorales. Pero en la mitad de los distritos, el 10% o menos de los candidatos son mujeres. No se han fijado cuotas para las legisladoras ni para las minorías.
A las mujeres no les fue mejor bajo el Gobierno de la familia Asad. Tampoco tenían cuotas en el parlamento entonces y las legisladoras solo representaban entre el 6% y el 13% de la legislatura desde 1981 hasta que Bashar fue derrocado, según la Unión Interparlamentaria, que recopila datos sobre los parlamentos nacionales de todo el mundo.
El parlamento era ligeramente mayor bajo Asad, con 250 escaños de los que dos tercios estaban reservados a miembros de su partido Baath. Las últimas elecciones, en julio de 2024, fueron calificadas de farsa por los opositores de Asad.
Los analistas afirman que el actual sistema de votación en el que el ganador se lo lleva todo podría producir un resultado dominado por los hombres de la mayoría musulmana suní de Siria.
Ello podría obligar a Sharaa, que ha prometido en repetidas ocasiones la inclusión, a utilizar su tercio para nombrar a legisladoras y miembros de grupos minoritarios. Pero a los observadores les preocupa que también pueda utilizar a los designados para centralizar el poder.
“Si el presidente selecciona a personas sujetas a su influencia, podría promulgar leyes mediante decretos sin una impugnación efectiva”, escribió Haid Haid, investigador principal de la Iniciativa Árabe para la Reforma, en un análisis del proceso.
“Este momento podría legitimar una transición frágil o profundizar el cinismo público de larga data”.
(Información de la redacción de Damasco; redacción de Maya Gebeily; edición de Hugh Lawson; editado en español por Patrycja Dobrowolska)