COPENHAGUE, 2 oct (Reuters) -El primer ministro de Bélgica, Bart de Wever, dijo el jueves que había pedido a otros líderes de la Unión Europea garantías de que compartirían los riesgos si los activos rusos congelados en su país se utilizaban para financiar préstamos a Ucrania.
En una cumbre celebrada el miércoles en Copenhague, los líderes de la UE expresaron un amplio apoyo a la idea de utilizar los activos rusos congelados en Occidente para conceder un préstamo de 140.000 millones de euros a Ucrania, pero afirmaron que seguirían debatiéndolo para tratar de resolver los aspectos jurídicos de la operación.
Bélgica, donde se encuentra la mayor parte de los activos congelados, insiste en que, antes de aceptar el plan, necesitaría sólidas garantías de la UE de que no se quedaría sola ante Moscú si hubiera que devolver repentinamente los activos rusos.
“No hay dinero gratis. Siempre hay consecuencias”, dijo De Wever a la prensa en Copenhague. “Ayer expliqué a mis compañeros que quiero su firma diciendo que, si cogemos el dinero de Putin y lo utilizamos, todos seremos responsables si sale mal”.
Ahora que la ayuda militar a Kiev financiada por Estados Unidos está llegando a su fin y muchos Gobiernos de la UE se enfrentan a dificultades fiscales, la Comisión Europea ha propuesto que la UE utilice los saldos en efectivo de los valores congelados del banco central ruso para apoyar a Kiev en 2026 y 2027.
El Kremlin ha condenado la propuesta como “puro robo”.
“No me pongan en el papel de malo aquí”, dijo De Wever. “He sido muy constructivo desde el primer día”, dijo, añadiendo que necesita un máximo de seguridad jurídica y solidaridad.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo el miércoles que el Ejecutivo comunitario seguirá desarrollando el plan y se asegurará de que se atienden las preocupaciones belgas.
“Está absolutamente claro que Bélgica no puede ser el único Estado miembro que cargue con el riesgo, el riesgo tiene que recaer sobre más partes”, dijo.
(Información de Andrew Gray y Charlotte Van Campenhout; redacción de Inti Landauro e Ingrid Melander; edición de Makini Brice; edición en español de Paula Villalba)