Por Tim Reid y Courtney Rozen y Valerie Volcovici y Leah Douglas
WASHINGTON, 30 sep (Reuters) -Más de 150.000 empleados federales abandonarán esta semana la nómina del Gobierno de Estados Unidos tras aceptar sus jubilaciones anticipadas: el mayor éxodo de funcionarios en un solo año en casi 80 años, lo que desencadenará lo que sindicatos y expertos en gobernanza advierten que es una perjudicial pérdida de experiencia institucional.
Las dimisiones oficiales comienzan el martes para los trabajadores que optaron por un programa de salida diferida que les mantuvo en nómina hasta septiembre. Los programas de bajas incentivadas son una piedra angular del impulso del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para reducir la fuerza de trabajo federal, combinando incentivos financieros con amenazas de despido para aquellos que rechazaron la oferta.
Muchos dejaron sus agencias hace meses, según la oficina de Recursos Humanos del Gobierno federal, y han estado efectivamente de baja remunerada.
Don Moynihan, profesor de la Escuela Ford de Políticas Públicas de la Universidad de Michigan, afirma que el mayor impacto del éxodo de esta semana será la fuga de cerebros de tantos funcionarios experimentados, una pérdida de talento que, en su opinión, será difícil de revertir.
“Se tardan años en adquirir los conocimientos y la experiencia necesarios para llevar a cabo los programas gubernamentales que dirigen estas personas. Ahora gran parte de esos conocimientos se van”, dijo Moynihan.
La pérdida de experiencia está dificultando la labor de muchos organismos y su servicio a los ciudadanos estadounidenses, según las entrevistas realizadas a una docena de anteriores y actuales empleados públicos y responsables sindicales.
Los programas de bajas incentivadas han afectado negativamente a una amplia gama de actividades del Gobierno, como la previsión meteorológica, la seguridad alimentaria, los programas sanitarios y los proyectos espaciales, según las personas que hablaron con Reuters.
En el Servicio Meteorológico Nacional, cerca de 200 personas se han acogido a las bajas incentivadas, lo que ha provocado la pérdida de personal técnico encargado del mantenimiento de los equipos de predicción y de muchos meteorólogos experimentados.
“Ha provocado un trastorno masivo en las oficinas de todo el país”, dijo Tom Fahy, director legislativo de la Organización de Empleados del Servicio Meteorológico Nacional.
Jasmine Blackwell, portavoz de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica, que supervisa el servicio meteorológico, dijo que se estaban ofreciendo puestos de trabajo según las necesidades “para garantizar tanto la seguridad de los estadounidenses como el uso responsable del dinero de los contribuyentes”.
El expresidente demócrata Bill Clinton ostenta el récord de reducción de empleo público después de la Segunda Guerra Mundial, pero eso fue durante los ocho años de su presidencia de dos mandatos. Clinton supervisó una reducción de la plantilla federal de más de 430.000 empleados, es decir, alrededor del 20%.
Al mismo tiempo, sin embargo, una economía en plena ebullición y el auge de la tecnología generaron más de 22 millones de puestos de trabajo en el sector privado durante el mandato de Clinton, y sus recortes de la plantilla federal no dejaron ninguna huella visible en el mercado laboral general.
(Información de Tim Reid, Courtney Rozen, Valerie Volcovici, Leah Douglas, Dan Burns, Patrick Wingrove, Andrew Goudsward y Alexandra Alper; edición de Ross Colvin, Alistair Bell y Daniel Wallis; editado en español por Patrycja Dobrowolska)