Por Elizabeth Piper y Andrew MacAskill
LIVERPOOL, Reino Unido, 28 sep (Reuters) – El primer ministro británico, Keir Starmer, instó el domingo a su Partido Laborista a dejar de “mirarse el ombligo” y unirse contra la ascendente formación populista Reform UK, a la que acusó de planear una “política racista” de deportaciones masivas si llega al poder.
Los laboristas marchan muy por detrás de Reform UK en los sondeos y Starmer dio el pistoletazo de salida a su conferencia anual en Liverpool exhortando a sus miembros a centrar su ira en ese partido, liderado por el activista del Brexit Nigel Farage, y no en su propio liderazgo.
“Tenemos la lucha de nuestras vidas por delante, porque tenemos que enfrentarnos a Reform. Tenemos que derrotarles, así que ahora no es el momento para la introspección o para mirarse el ombligo”, dijo a BBC News. “Tenemos que estar en esa lucha unidos”.
Las próximas elecciones nacionales no se celebrarán hasta 2029, pero ante la mejora de la popularidad de Reform, Starmer busca una narrativa positiva tras unas semanas difíciles en las que su líder adjunto y su embajador en Estados Unidos se vieron obligados a dimitir.
La conferencia le brinda la oportunidad de unir a los laboristas y reconducir las frustraciones de los críticos que quieren su sustitución, entre ellos el alcalde de Manchester, Andy Burnham. Pero se trata de una dura batalla.
Starmer y su ministra de Economía, Rachel Reeves, están sometidos a presiones dentro del partido para que aumenten el gasto y relajen las normas fiscales autoimpuestas que pretenden equilibrar el gasto diario con los ingresos fiscales para 2029. No obstante, se espera que el Gobierno suba los impuestos en el presupuesto del 26 de noviembre para cumplir las normas.
“El presupuesto es un punto absolutamente crítico para que sepamos si el rumbo va a cambiar”, dijo Sharon Graham, responsable de Unite, uno de los mayores sindicatos británicos. “Deberíamos dejar de darle vueltas y hacerlo (cambiar las reglas fiscales). Tenemos un verdadero problema entre manos, porque sin el dinero para hacer el cambio, entonces nada va a cambiar”.
Mientras los miembros del sector más izquierdista del partido critican a Starmer por no mejorar el nivel de vida como prometió en las elecciones del año pasado, los centristas temen que los mercados castiguen al Gobierno si aumenta el gasto.
Starmer dirigió su fuego contra Reform UK, cuya política central es restringir la inmigración, una de las principales preocupaciones de los votantes.
“Una cosa es decir que vamos a expulsar a los inmigrantes ilegales, a la gente que no tiene derecho a estar aquí. Estoy a favor de eso”, afirmó. “Otra cosa muy distinta es decir que vamos a llegar a las personas que están aquí legalmente y empezar a expulsarlas (…) Creo que es una política racista, creo que es inmoral”.
Según la firma Ipsos, sólo el 13% de los votantes están satisfechos con Starmer, por un 79% insatisfecho, la peor puntuación de cualquier primer ministro desde que empezó a recopilar los datos en 1977.
(Editado en español por Carlos Serrano)