Los analistas esperan que el Banco de Inglaterra frene la retirada de fondos del mercado

Por David Milliken

LONDRES, 18 sep (Reuters) -El Banco de Inglaterra ralentizará previsiblemente el jueves el ritmo de 100.000 millones de libras anuales al que reduce sus carteras de deuda pública, tras el aumento de la volatilidad en los mercados de renta fija, al tiempo que mantiene sin cambios su principal tipo de interés.

Aunque el banco central considera que el ritmo de endurecimiento cuantitativo (QT, por sus siglas en inglés) tiene poco impacto en la economía, la decisión anual sobre sus ventas de bonos es observada de cerca por los mercados financieros, donde algunos la culpan de elevar los costes de endeudamiento del Gobierno británico.

Una encuesta de Reuters mostró que los economistas prevén que el Comité de Política Monetaria del banco ralentice el ritmo a una media de 67.500 millones de libras (92.200 millones de dólares), un descenso mayor que el de la propia encuesta del Banco de Inglaterra en agosto, que apuntaba a 72.000 millones de libras.

Los analistas fueron unánimes en que el BoE (siglas del banco en inglés) mantendría los tipos en el 4% tras el recorte del mes pasado, su quinta reducción desde agosto de 2024, en contraste con la decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos el miércoles de recortar los tipos un cuarto de punto más.

“Creemos que la reunión del Banco de Inglaterra que concluye el jueves será ‘hawkish’ (a favor de no relajar la política monetaria), pero bien podría sorprender con un sesgo ‘dovish’ (partidario de la relajación) en sus planes de QT para el próximo año”, dijo Krishna Guha, vicepresidente del banco de inversión estadounidense Evercore ISI.

El Banco de Inglaterra podría ralentizar el QT más de lo previsto, hasta 60.000 millones de libras, o inclinar sus ventas hacia los ‘gilts’ a más corto plazo, añadió.

El Banco de Inglaterra es el único de los grandes bancos centrales que realiza ventas directas de los bonos del Estado que compró para impulsar la economía en los años posteriores a la crisis financiera mundial de 2008, en lugar de limitarse a dejarlos vencer.

(Reporte de David Milliken; Edición de Jamie Freed; editado en español por Tomás Cobos)

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